¿Lo vegano es realmente sostenible?

¿Lo vegano es realmente sostenible?

En Labienhecha siempre nos hemos preguntado: ¿lo vegano es automáticamente sostenible? La respuesta corta es no, y es un mito que queremos desmontar.

Creer que lo vegano es automáticamente sostenible: lo que estamos haciendo mal

Muchas personas buscan alternativas veganas pensando que están tomando decisiones correctas tanto para el planeta como para los animales (y eso es genial). Sin embargo, lo vegano no siempre significa sostenibilidad. Este es un error común que necesitamos abordar.

Lo vegano: el gran truco

Ser vegano solo implica que el material no proviene de origen animal. En moda, esto significa evitar cosas como el cuero, la lana o la seda. Desde una perspectiva ética respecto a los animales, suena ideal. Pero aquí está la trampa: que algo sea vegano no lo hace automáticamente respetuoso con el medio ambiente.

¿Te ha pasado que un bolso se desintegre literalmente en el armario? Eso es el plástico.

Pero... ¿entonces el cuero vegano no es buena opción?

Aquí lo tenemos claro... y es que aunque parece una opción más ética, la mayoría de estas alternativas de cuero veganas tienen fichas técnicas en las que reinan los plásticos, que no son ni reciclados ni reciclables ni biodegradables. Y eso es un problemita...

Al final, estamos optando por algo que aumenta la contaminación por derivados del petróleo y que, a largo plazo, pueden acabar en vertederos o en nuestros océanos, causando un daño irreparable.

Si no es natural o biodegradable y si tampoco es reciclado o reciclable, dudosa es su sostenibilidad. Tampoco si no es nada duradero y se termina desintegrando... por eso tenemos que tirar del hilo.

El valor de lo reciclado (como nuestro cuero)

A nosotras lo reciclado nos mola mucho... Por eso hemos apostado por el cuero reciclado como una alternativa que realmente hace una diferencia. Y no solo porque es un material de calidad, sino porque estamos reutilizando recursos que ya existen, evitando así la necesidad de producir nuevos materiales desde cero y aprovechando todos esos restos y excedentes de pieles animales que se regeneran en un nuevo material.

La idea de dar una segunda vida (y oportunidad) a algo ya nos parece, de por sí, una acción bastante sostenible. Además, su proceso de fabricación - que además es local - minimiza el impacto ambiental en comparación con la producción de materiales sintéticos que, aunque sean veganos, resultan altamente contaminantes.

Vale, pero... ¿y si busco una opción 100% vegana?

¡Difícil! pero una solución vegana podría ser buscar, además de materiales naturales y biodegradables, opciones recicladas, pero con sentido. ¿Por qué? Pues más de lo mismo: si ya existe, démosle mucha vida. Por eso, de entre todas las opciones - y si por narices tienen plástico - optemos porque sea reciclado. Por eso hemos optado por nuestro Nylon y Suede Reciclados y certificados.

Lo de hacerlo con sentido lo decimos porque no estamos a favor de usar este tipo de reciclados en ropa que va a lavarse con frecuencia ya que el lavado “diario” hace que se descompongan en microplásticos que van directitos de nuestras lavadoras a nuestros mares y océanos. Pero al tratarse de un bolso, que no lavamos a diario, sí que nos parece buena opción para dar vida a esos materiales.

Y ahora viene otro gran melón: ¿piel animal sí o no?

Uf... llevamos con este dilema años. La idea de usar recursos naturales nos parece la mejor opción siempre. Y, hay que reconocerlo: no hay nada más duradero en cuestión de bolso (también en calzado y otros) que la piel de curtición vegetal (sí, la que es 100% biodegradable y libre de tóxicos). Es el gran punto a favor: su durabilidad y su uso. Y, lo cierto es que mientras siga existiendo una alimentación cárnica, ese recurso (la piel), debe ser utilizado.

El melón aquí es la industria y sus prácticas con los animales. Por un lado, la ganadería intensiva (la chunga) que opta por la productividad y el rendimiento económico y que implica un mayor impacto ambiental. Por otro, la ganadería extensiva, que aprovecha los recursos naturales y permite una gestión más sostenible, además de la regenerativa (vacas felices, para que nos entendamos).

Otro de los problemitas: que nos mienten

¿El mayor problema? Que si ya de por sí todo esto es complejo, más complicado se pone cuando entra en juego el greenwashing. Y es que muchas marcas saben que lo "vegano" y lo "sostenible" venden, y lo utilizan como estrategia de marketing, haciendo que los consumidores piensen que están comprando algo súper ético cuando, en realidad, no es así (esto también pasa cuando nos venden un Made in Spain que no lo es... ejem, ejem...)

El término "vegano" se ha convertido en una palabra mágica que puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Y la etiqueta “sostenible” es la gran prostituida para atraer consumidores... pero la sostenibilidad no se trata solo de elegir los mejores materiales sino de reducir el impacto global (y para esto tenemos que tener en cuenta más cositas).

Vale, pero entonces, ¿Lo estamos haciendo mal?

El hecho de que lo vegano no siempre sea sostenible no significa que debamos dejar de optar por productos veganos. Lo importante aquí es ser conscientes y tomar decisiones desde la reflexión y el conocimiento.

Nosotras, por ejemplo, buscamos nuestro propio equilibrio entre ética, sostenibilidad y calidad. Porque ser sostenible no es un destino, sino un proceso de aprendizaje constante.

No estamos aquí para juzgar, al final cada unx debe hacer lo que considera correcto para que lo que piensa, lo que dice y lo que hace estén alineados. Lo que sí nos parece importantísimo es que debemos informarnos antes de dar por válida cualquier etiqueta... sobre todo cuando nos la meten doblada por todos lados.

Conclusión: lo que podemos hacer para “comprar bien”

  • Investigar: No basta con que un producto tenga la etiqueta de sostenible, de vegano o de lo que sea... Investiga de qué está hecho, quién lo produce y cómo, qué impacto tiene... Recuerda que la sostenibilidad tiene más de una esfera y que no solo es importante el material si no las vueltas que da desde que se fabrica hasta que llega a ti. Cuanto más local, mejor! Si además cumple con el qué, el cómo, el dónde y, si encima tiene un por qué detrás (porque aporta valor), ya tienes el súper OK!

  • Elige aquello que se alinee con tu forma de pensar: Quizá no siempre todo sea perfecto, pero seguro encuentras marcas que usan materiales sostenibles, que producen localmente y que tienen un impacto positivo. Y, siempre decimos lo mismo, pero al final lo mejor es comprar menos pero mejor... y darle mucha, mucha, mucha vida a lo que tenemos!

Y ahora, queremos saber tu opinión

Seguimos investigando y reflexionando... y tú también formas parte de esto, así que, nos ayudas a decidir qué materiales sí y qué materiales no?, ¿crees que debemos incorporar más opciones veganas?, ¿qué piensas de la piel de curtición vegetal?... ¡Te leemos!

 

P.D. Si quieres echar un ojo a nuestra colección vegana, puedes ir AQUÍ

 


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