¡Hola bienhechxs! En el primer artículo que escribí para vosotrxs os hablé de la importancia de hacer un consumo responsable y de las graves consecuencias que genera la industria textil del fast fashion en el planeta.
Hoy quiero hablaros de un tema nuevo, que está muy relacionado con esto, pero que tiene su propia idiosincrasia particular. Ha llegado el momento de que hablemos de la perspectiva de género, también en el ámbito empresarial.
No es ningún secreto que las grandes empresas y el mercado en general está protagonizado por hombres que no solo son directivos, o altos cargos, sino que también son dueños de las corporaciones. Esta realidad no es producto del azar, sino que se debe a una larga tradición de perpetuar roles de género que colocaba al hombre fuera y a la mujer dentro de la casa. En este sentido, el trabajo doméstico y de cuidados ha sido durante siglos responsabilidad de la mujer; mientras que las tareas productivas remuneradas han estado reservadas a los hombres.
Esta historia ya nos la conocemos todxs, y lejos de querer buscar “culpables” lo que me interesa es que veamos las consecuencias para tomar conciencia y luchar juntxs por evitarlas.
La continuación de este modelo provoca, siguiendo la lógica del sistema capitalista neoliberal que tiende a la acumulación de la riqueza en pocas manos, que estas sean manos casi exclusivamente masculinas. Generando el empobrecimiento de la otra mitad de la población.
Afortunadamente esta tradición está cambiando en muchos países del mundo, donde se encuentra el caso concreto de España. Sin embargo, aunque las mujeres a día de hoy podamos trabajar y emprender, aún nos encontramos con grandes dificultades que señalan el camino hacia la igualdad total que nos queda por recorrer.
¿A alguien le suena el concepto “techo de cristal”?
Seguro que sí, pero si no es así lo resumo brevemente: se trata de la barrera invisible que restringe el progreso profesional de las mujeres dentro de las empresas.
Y es que, según numerosos informes (algunos de los cuales referimos más abajo) las mujeres todavía estamos muy lejos de alcanzar la paridad en puestos de responsabilidad.
Como seguramente ya os imagináis, esto no se debe a una falta de preparación por parte de las mujeres, ya que las universitarias superan la mitad del alumnado total. Y además, según las estadísticas podemos ver cómo su paso por la universidad es sobresaliente.
Sin embargo, a pesar de demostrar de forma meritoria que las mujeres estamos sobradamente capacitadas para desarrollar cualquier actividad, la realidad es que nos encontramos con un escalón al que es prácticamente imposible ascender.
Por si fuera poco, además de tener socialmente vetados los puestos de responsabilidad tanto en las empresas como en la política, en material salarial también encontramos alarmantes cifras de discriminación. Incluso en carreras relacionadas con ciencias de la salud, donde las mujeres representamos el 70% de las tituladas, ganamos de media 1400 euros menos.
Una vez que sabemos todo esto solo nos queda preguntarnos por qué y qué podemos hacer para revertirlo.
¿Por qué ocurre esto?
Esta pregunta es compleja de responder ya que atiende a creencias socioculturales arraigadas en nuestro país (y en el mundo en general), aunque también juega un factor importante el tema de la maternidad, la distribución desigual de las responsabilidades relacionadas con el ámbito de los cuidados y el trabajo no remunerado en el hogar. A esto se le suma la falta de visibilización de modelos femeninos que nos permitan legitimar que vetar a las mujeres de los puestos de responsabilidad no solo es injusto, sino que además es completamente absurdo e irracional.
Necesitamos más mujeres visibles en los ámbitos en los que tradicionalmente se nos ha silenciado, en primer lugar por una cuestión de justicia social, y en segundo porque el mundo necesita desarrollarse también desde una mirada más amplia y representativa de la sociedad.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Esta respuesta es mucho más sencilla. Debemos apoyar en mayor medida las iniciativas promovidas por mujeres. Desde la educación hasta el comercio, todo suma y nuestro papel es indispensable para construir una sociedad más igualitaria.
Ante esta realidad, en la actualidad se requiere una gran valentía para ser mujer emprendedora y luchar por una idea o un modelo de negocio sabiendo que inevitablemente encontraremos más obstáculos en el camino. Nosotras lo sabemos bien.
En Labienhecha hemos luchado mucho (y seguimos haciéndolo) para levantar un proyecto tan bonito y tan difícil como este. Hacer las cosas bien, atendiendo a parámetros de sostenibilidad económica, social y medioambiental, no es una tarea fácil, pero es lo que nosotras hemos elegido. Sinceramente, creemos que este es el único camino. No podríamos hacerlo si todas las que conformamos el equipo no creyéramos en esto, pero confiamos en lo que construimos y nos esforzamos cada día en mejorar.
Por ello, está en nuestra mano recompensar estos proyectos mostrando nuestro reconocimiento y nuestro apoyo. Y solo así, reforzando este lado de la balanza, será como alcanzaremos un mundo más justo.
Muestra de datos a modo de resumen:
- En España solo el 27% de mujeres ocupan puestos de elevada responsabilidad.
- Las mujeres solo representan el 25% de los miembros de los consejos de administración de las empresas que cotizan en bolsa en la Unión Europea.
- La brecha salarial en España entre géneros es del 14,9%, y dependiendo de la titulación, esta alcanza el 20% en beneficio de los hombres.
- En 2017, solo el 23,4% de los miembros de parlamentos nacionales eran mujeres.
- Las universitarias representan el 55% del alumnado, aprobando de media el 82% de los créditos en los que se matriculan.
- En 2018 las mujeres solo representábamos el 40% del PDI.
- De cada 100 catedráticos solo 20 son mujeres y de 76 rectores hay 11 rectoras. Tan solo el 8% de las universidades públicas están dirigidas por mujeres en España.
- En cuanto a la participación en la política. Según datos de la ONU Women, aunque el 39% de los países de todo el mundo ha utilizado algún tipo de sistema de cuotas para aumentar la representación de las mujeres en la política, la paridad dista de ser una realidad: en 2017, solo el 23,4% de los miembros de parlamentos nacionales eran mujeres.
- En carreras relacionadas con ciencias de la salud, donde las mujeres representamos el 70% de las tituladas, ganamos de media un 6% menos.
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